País sin nombre, un poema de Mauro Marino
Un poema de Mauro Marino
No perdimos todo.
Tenemos amor
rodillas exclusivas, primordiales
y coágulo fiel a su semilla y sus ideas.
La detención del tiempo es una puerta de retorno al mar.
La melodía es un paréntesis de rostros forjados como tatuajes.
La empatía es un regalo que nos dieron para este momento y este canto.
El suelo es una evocación que se bombea sola, innumerable.
No perdimos todo.
Aunque iremos al salón de los recuerdos, nuestra cerviz será perfecta.
Aunque huyamos de este cuadro detenido, nuestro nombre será nuestro papel.
Aunque se va lo que siempre estuvo, el horizonte nos dejará pasar como un torrente.
No perdimos todo.
Caminamos con cayado, tirso o báculo
que ayudó a contar estrellas
a espantar la noche interminable
a dar su poco de alba a la semilla
y escribir con aire, con sangre, con todos tus costados y todos tus escritos
que mudaron a la arena y cambiaron a su peso.
Caminamos al pie de la historia, quemando al fuego,
helando al glaciar, sometiendo al que manda matar a tus ojos.
Corrimos con un golpe de sueño, con una canción de sitios descontados
por falta de aire.
Corrimos para ponerle un nombre a la esperanza
y comer con ella y que se haga parte de sus propias letras
y que nos ayude
en suma y por siempre
a recordar y amar y llamar los nombres de otros.