8 de October de 2024

Mi pequeño avance para una cuarta novela, por Mauro Marino

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Queridos lectores, me es sumamente grato compartirles un primer fragmento (tal vez un inicio) de mi cuarta novela. Si bien no tiene título, se encuentra estrechamente relacionada con la trilogía Fines y reinicios de la Tierra. Espero que sea del agrado de todos ustedes.


Cuentas

I

Una de las cosas que más le molesta a Barack son las mañanas. Con su esposa a punto de dar a luz, tenía que levantarse antes que ella, disponer el desayuno y volver a subir para ayudarla a bajar. Le hubiese gustado llevarle todo el desayuno, pero prefería que Lally se quedase en las áreas comunes durante el día. Ella misma no estaba dispuesta a renunciar al resto de la casa mientras su marido se quedaba buscando reiteradamente las cosas en el orden que siempre tuvieron durante los primeros años de matrimonio.

Ya estaba a punto de subir cuando cerré la llave de la hornilla con la avena a punto de desbordarse. El apagado de la cocina era una de las pocas cosas que no habían automatizado. 

Barack volteó y se encogió como un gato. Sin embargo, no iba a saltar para atacarme. Su mente se resistió a cualquier movimiento ofensivo.

Dos segundos después le otorgué el saber que necesitaba. Comprendió quién estaba frente a él. Sus ojos pequeños se expandieron como si fueran su único signo visible de vida. Se le cayó el control del aire acondicionado que estaba en su mano derecha, y su boca esbozó una circunferencia perfecta y casi eterna. Finalmente, su falta de respuesta me obligó a interrumpir su perplejidad.

– Sé que tendrás preguntas -intervine- pero estoy seguro de que no me vas a hablar primero. De hecho, te costaría mucho ofenderte si empiezo yo. ¿No es cierto?

Barack se había quedado trémulo. La idea de ser un personaje de ficción lo asaltó con una combinación de vergüenza y desazón parecidos a los que tiene alguien que es descubierto cometiendo un crimen. Felizmente, es lo mínimo que me temía cuando decidí visitarlo.

– La verdad es que comienzo a creer que fue una mala idea venir. Voy a retirarme y hacer que olvides todo.

Finalmente, el hombre reaccionó a mi mentira. 

– ¡No! ¡Espera! ¡Tengo que preguntarte algo!

Era todo lo que no apreciaba en un personaje. Me sentí culpable porque “creció” más rápido que su versión real y lo saqué de la historia principal sin ambages. Pero algo que no podía dejar de celebrar era que siempre (aunque sea, después de unos segundos) tendría algo que decir. 

– Quiero saber si todo va a seguir así.  

Sus brazos se extendieron hacia todas las direcciones. Sí, se trataba de alguien que se quedó con ganas de más. Pero había un detalle que necesitaba corroborar en persona. Luego de esto, si era oportuno, todo estaría en sus manos. 

– Eso depende de ti, Barack -me acerqué con un tono confidente. Y luego bajé la voz hasta el punto en que no identificó si era la mía o la de él.- ¿Estás dispuesto a arriesgarlo todo?

El pobre hombre no identificó la trampa. En la narrativa actual es esperable que el personaje esté en contra del autor; pero no que resulte al revés. Sin embargo, Barack estaba muy lejos de eso. 

Su mirada se alejó de la mía. Por un momento descendió hasta sus pies, y luego ascendió en torno a las escaleras.

– ¿No puedo tener garantías? -preguntó. 

– Ninguna vida las tiene, Barack. -fui ascendiendo el tono ligeramente.- Hoy tienes la posibilidad de protagonizar tu propia historia. Pero eso significa que será  lo que ustedes hagan de ella. -sonreí, de forma confidente.- Por eso es que he venido a preguntarte. 

Barack me miró de soslayo, y luego se apartó rápidamente. Allí se dio cuenta de que el control de la temperatura que había soltado seguía suspendido en el aire. 

– Entonces, ¿estás hablando en serio? ¿Cómo podemos tener autonomía si controlas todo?

– ¿Crees que no pasó lo mismo con César o Lena? De hecho, nunca se los dije… Pero en el fondo sabían que esa libertad es lo que hace que una vida (incluso de ficción) valga la pena ser vivida. 

La palabra vida, junto a esos nombres constituyeron un golpe bajo. Pero Barack no tenía cómo defenderse. Realmente iba a ser difícil que salga de esta. Y yo no tenía ganas de que fuese de otra manera.

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