20 de September de 2024

Palabras que no encontraron su fuego: microrrelatos

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Queridos lectores, es un gusto anunciar la publicación de mi más reciente libro: Palabras que no encontraron su fuego: microrrelatos. El tercer libro de microficción, que se suma a El mejor cuento del mundo y otros microrrelatos y La sal de la herida.

Esta nueva publicación busca recomponer la relación del ser humano con la sociedad. Una simbiosis que casi siempre se siente fallida, pero que tiene momentos de cercanía, afecto e incluso amor por el manejo de nuevos encuentros con sus semejantes.

Queridos lectores, es un gusto anunciar la publicación de mi más reciente libro: Palabras que no encontraron su fuego: microrrelatos. El tercer libro de microficción, que se suma a El mejor cuento del mundo y otros microrrelatos y La sal de la herida.

Esta nueva publicación busca recomponer la relación del ser humano con la sociedad. Una simbiosis que casi siempre se siente fallida, pero que tiene momentos de cercanía, afecto e incluso amor por el manejo de nuevos encuentros con sus semejantes.

Pueden revisar el libro en el presente enlace.

Palabras que no encontraron su fuego

Autor: Mauro Marino Jiménez

Año de publicación: 2021


Alegoría

Un librepensador vivía en el neolítico. Al ser excluido por su falta de interés en las cosas importantes, como la explotación de sus semejantes, el culto a la apariencia física y la predeterminación de las estrellas, viajó a una tierra de gente pensante.

Al principio le pareció fascinante compartir temas de interés, tanto en la forma como en el fondo. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que los habitantes de ese lugar siempre llegaban a las mismas conclusiones, y que las usaban para justificar su desprecio o paternalismo hacia los demás pueblos.

Entonces, al advertir su opinión contraria, uno de los líderes de esta tierra lo llevó aparte y le susurró su sentencia: “Podrás ser un pensador; pero no libre”.

Hastiado de ambos reinos, el librepensador tuvo varios finales, según rezaba la alegoría. En algunos se mimetizaba, de acuerdo con su instinto de supervivencia; en otros, se dedicaba a un oficio que le permita huir de su propia mente; en otros tantos, comenzaba a escribir historias que le permitían dormir por las noches; finalmente, en los más frecuentes, lograba lo que le exigió el líder, hasta que retiró lo libre de su pensamiento. Allí disfrutó de una tranquila y exitosa mediocridad.


Libertad

El preso pintó una cruenta obra en la pared que otros habían querido romper. Sus compañeros fueron indiferentes al principio; pero luego se dieron cuenta de que la imagen representaba una puerta con la llave puesta por dentro. 

Al día siguiente, el director de la prisión (presa del miedo, y sin querer declarar directamente a la prensa por la fuga masiva) alegó negligencia de los guardias y prohibió la práctica de cualquier tipo de arte.


Extinción

Una sociedad endogámica se reservó los mejores puestos, las mejores pompas, las mayores ganancias y la más extraordinaria explotación de sus esclavos. 

Cuando sus ideas fueron incorrectas, acusaron a sus subordinados de mala praxis; cuando sus objetivos fallaron, denunciaron la falta de compromiso de sus esclavos; cuando la inteligencia les falló, tomaron las peores decisiones posibles.

Al cabo de generaciones, la naturaleza les pidió rendición de cuentas. No tenían dinero, los esclavos habían huido y estaban al borde del fallecimiento. Entonces, acabaron por encerrarse por separado y con espejos (algunos se mataron mutuamente por ellos), para elogiarse recíprocamente a través de su propia imagen y culpar a un mundo hostil y traicionero. Nunca habían sido tan generosos y cálidos con lo que estaba frente a ellos.


Ahínco

Esta vez la soledad eligió otro acompañante; pero este era muy torpe en la mesa, muy ruidoso en la cama y demasiado optimista en la vida. 

Como no quiso lastimarlo, decidió tratarlo con crueldad. Pero la tenacidad y confianza de su acompañante eran de hierro. Así que optó por serle infiel y dejar suficientes indicios de ello, como para que la descubriera, se sintiera traicionado y la deje. Sin embargo, tampoco era muy listo para hacer suposiciones.

Finalmente, ante la transparencia y bondad de este extraño, comenzó a hablarle de sus días y noches. Le abrió su corazón y le compartió las razones por las que había estado sola tanto tiempo. Él no entendió lo que decía, pero decidió quedarse porque disfrutaba del sonido de su voz, el olor de su cabello y la forma en que comenzó a sonreírle. Pero también se quedó porque ella siempre le había pedido ayuda en sus sueños.

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