28 de March de 2024

Con parquedad casi exagerada, te diría:


Hasta que la sequedad de tus teclas combustionen en el centro de la Tierra.
Hasta que todos los miliamperios desaparezcan por la ley de la entropía.
Hasta que descubras tus rasgos mentales, vivas con ellos y los desmientas.
Hasta que la mirada del ser que amas no te diga nada.
Hasta que se agoten los antecedentes que te hicieron culpable.
Hasta que creas que en la vida solo tuviste los mejores amigos y la mejor vida.
Hasta que el hambre deje de ser una visión cercana, lejana o una visión cualquiera.
Hasta que seas el blanco, el negro y el gris de todos los deseos ajenos.
Hasta que la gente que no sabe de poesía deje de hablar, escribir o premiar cualquier remedo de esta.
Hasta que la música baile al son de las letras y las letras lean lo que pudo ser música.
Hasta que el recuerdo ya no te devuelva su indiferencia o su visión retorcida.
Hasta que el peso de tu alma sea separado de la comida que ingeriste de más.
Hasta que la muerte ya no opine del miedo, orgullo o desdén que sientes por ella.
Hasta que las placas tectónicas quieran hablar con los meteoritos, los agujeros negros, los vendavales, los bombardeos y tus propias aguas sucias.
Hasta que la Tierra ya no pase lista, ni con los dedos, ni con golpe de ojos, ni esperanza en quién serás mañana o en tu día completo.

Del poemario Solo visiones

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