Historia de la concepción del arte 2: La armonía divina en las civilizaciones antiguas

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Ahora nos trasladamos a un momento crucial en la historia del arte: cuando las primeras civilizaciones comenzaron a surgir en Mesopotamia, Egipto, Mesoamérica y otras regiones. El arte dejó de ser puramente simbólico y comenzó a reflejar una idea más estructurada del mundo, en la que lo divino, lo humano y lo terrenal se entrelazaban para construir sociedades complejas.

Mesopotamia: La cuna de la civilización y el arte funcional

En Mesopotamia, el arte estaba profundamente ligado a la religión y el poder. Los zigurats, esas imponentes estructuras escalonadas como el de Ur, eran más que edificios: eran escalones hacia los dioses. Cada ladrillo cocido representaba el esfuerzo colectivo de una sociedad que buscaba conectar con lo divino.

Las estelas, como la famosa Estela de Hammurabi (hacia el 1754 a.C.), son un ejemplo notable del arte funcional. Además de ser un código de leyes, la estela es una obra de arte que muestra a Hammurabi recibiendo la autoridad de Shamash, el dios del sol. Este tipo de representaciones buscaba legitimar el poder terrenal mediante el respaldo divino (Roux, 1992).

Estela de Hammurabi

Egipto: Eterna perfección y simetría

En el arte egipcio, la búsqueda de la eternidad y el orden era evidente en cada obra. Las proporciones exactas y la rigidez de las posturas de las estatuas, como las del faraón Kefrén o la icónica Esfinge de Giza, transmitían la idea de una realidad controlada y eterna.

Pirámides de Giza

Pensemos también en las pinturas de las tumbas del Valle de los Reyes. Estas escenas narrativas, como las que se encuentran en la tumba de Nefertari, no solo eran bellas, sino también funcionales: guíaban al difunto en su viaje al más allá, asegurando que alcanzaran la inmortalidad.

América precolombina: Arte para los dioses y la comunidad

En el otro lado del mundo, las culturas mesoamericanas también desarrollaron un arte cargado de significado religioso y social. Los templos de Teotihuacán, como la Pirámide del Sol, eran centros de actividad ritual y política. Sus relieves y murales, como los del templo de Quetzalcóatl, combinaban animales y figuras humanas en narrativas mitológicas.

Por ejemplo, el mural del “Paraíso de Tlalocan” muestra un paisaje de agua y vegetación que reflejaba la esperanza de una vida próspera bajo la protección del dios de la lluvia. Esta representación no solo conectaba a los fieles con sus deidades, sino también con los ciclos naturales que sostenían su sociedad (Pasztory, 1997).

Paraíso de Tlalocan

En la región andina, los incas también desarrollaron un arte profundamente espiritual y funcional. Las estructuras como Machu Picchu o el Coricancha en Cusco eran mucho más que edificios; simbolizaban la conexión entre el cielo y la tierra. Las líneas geométricas de sus textiles reflejaban no solo habilidad técnica, sino también narrativas de origen y orden social. El uso de metales preciosos, como en los discos solares, subrayaba su relación con el Inti, el dios del sol, fuente de vida y poder en su cosmovisión.

Machu Picchu

El arte como lenguaje de poder y espiritualidad

En todas estas culturas, el arte no era solo decorativo. Era una herramienta para comunicar ideas complejas: la jerarquía social, el orden cósmico y la conexión con lo divino. Los reyes y sacerdotes utilizaban el arte para reforzar su posición en la sociedad, mientras que la población encontraba en estas obras un medio para interactuar con el mundo espiritual.

Lo que estas expresiones nos dicen hoy

Si algo nos enseña el arte de estas civilizaciones es que la creatividad humana siempre ha estado al servicio de las grandes preguntas: ¿De dónde venimos? ¿Hacia dónde vamos? Incluso hoy, al observar estas obras, sentimos la universalidad de esas búsquedas.

Reflexión final: El arte como reflejo del cosmos

En las primeras civilizaciones, el arte se convirtió en un espejo de las estructuras sociales y religiosas. A través de pirámides, templos y esculturas, los antiguos nos dejaron no solo belleza, sino también un testimonio de su manera de entender el mundo. En el siguiente episodio, exploraremos el papel del arte medieval y cómo se convirtió en un camino hacia lo espiritual. ¡No te lo pierdas!

Referencias

  • Pasztory, E. (1997). Teotihuacán: An Experiment in Living. University of Oklahoma Press.
  • Roux, G. (1992). Ancient Iraq. Penguin Books.

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